La cestería, es el término paraguas que usamos para referirnos al arte de tejer, unir, trenzar o coser fibras naturales o sintéticas para la elaboración de productos utilitarios y ornamentales como las canastas, sombreros, cestos, bolsos, manteles individuales, abanicos y otros productos que suelen utilizarse en hogares.
La cantidad de formas distintas que existen para la cestería es inmensa y son muchos los factores que hacen que en cada lugar del mundo sea distinto, en este texto hablaremos de esas diferencias, del origen de la cestería y de la amplísima cantidad de variantes de este arte en México con algunos ejemplos.
¿Es la cestería arte o artesanía? Todo depende de a quién se lo preguntes. Según la clasificación de la antigua Grecia sobre las artes, la cestería, junto a otras actividades como la alfarería, joyería, confección de ropa y tejido eran consideradas “artes menores” en contraposición a las “bellas artes” que son aquellas que conocemos como la danza, el teatro, la música, pintura, y demás.
Posteriormente, se cambió el uso de “artes menores” a “artes decorativas”, ya que se puso en duda la denominación de que actividades que requieren tal alto grado de maestría fueran menores. Sin embargo, el título de “artes decorativas” también ha generado polémica ya que no es su única función y la pintura y escultura pueden ser igualmente decorativas.
¿Entonces? En la actualidad no existe un consenso, pero en México la cestería se considera dentro del universo de las artesanías no porque se trate de un arte “menor” sino porque esta técnica -junto a las decenas de otras técnicas de artesanía mexicanas- está ligada a los conocimientos tradicionales que se transmiten de generación en generación y a los usos y costumbres de pueblos y comunidades -indígenas y no indígenas- del país. Llamar artesanía a las muy variadas técnicas de cestería, es una forma de reconocer todo el peso cultural colectivo que llevan consigo, cada pieza es mucho más que el ingenio del artesano o artesana que la realizó.
LA CESTERÍA EN MÉXICO
Como ya vimos, la tradición de la cestería puede encontrarse en casi todas partes del mundo y es sumamente antigua, con el paso del tiempo, los intercambios culturales y avances científicos esta artesanía evoluciona de forma continua en diferentes técnicas, materiales, patrones de tejido, colores, diseños y usos. En México, la cestería ya existía desde la antigua Mesoamérica en las tradiciones de diferentes pueblos y durante la época colonial la interacción con las formas de cestería europea fue motivo del mestizaje de varios elementos.
En la actualidad, poco valdría la pena cuestionarse si existe alguna técnica de cestería mexicana “pura”. No obstante, sí podemos distinguir muchas técnicas de cestería en México que se identifican con diferentes regiones del país por su historia, tipo de material, patrones de tejido, uso de colores, técnica y hasta pertenencia a pueblos indígenas. Algunas de ellas son: palma mixteca, tejido de tule o chuspata, aguja de pino, henequén, mimbre, jipijapa, palma de guerrero, tejido de Ocoxal, la cestería de carrillo, entre otras.
Existen algunas técnicas de cestería que se diferencian por el tipo de material utilizado para tejer, es decir utilizan diferentes variedades de palma, carrizo, lirios, hojas de pino u otras. Muchas veces estas especies son endémicas de una región lo que diferencia sus piezas de las que se producen en otros lugares, aunque se produzcan modelos parecidos.
En otros casos, aunque se utilice una misma materia prima la técnica se diferencia de otra por el tratamiento que se le da a la fibra natural antes de trabajarla, por ejemplo, la palma puede trabajarse sin ningún proceso, otras personas la ponen a hervir en agua y la dejan secar, y otras más le dan un tratamiento de azufre para “blanquear” la fibra. En cada caso, estos procesos distintos pueden dotar a una misma planta de diferentes características que permitirán colores y patrones de tejido diferentes.
En resumen, la cantidad de variaciones posibles es amplísima, tanto que en realidad no existe en México un catálogo o estudio que enumere y clasifique todas las técnicas de cestería existentes. Para ilustrar un poco más a profundidad como estas diferencias en materiales y formas de trabajar, las fibras generan piezas radicalmente distintas, a continuación, describiremos algunas de las técnicas de cestería con fibras naturales que trabajamos en Tekiti.
PALMA MIXTECA
La palma mixteca, como su nombre lo indica, proviene de la región mixteca del estado de Oaxaca, es parte de la tradición del pueblo mixteco desde la época prehispánica y es una actividad económica recurrente en la región. La principal característica diferenciadora de esta técnica es la delicadeza del tejido, ya que la palma que se utiliza es cortada en tiras finas que van de los 2 a los 10 mm de ancho.
Esta técnica no utiliza soportes de metal, ni cosido o dobles capas, por lo que las piezas que se producen son delicadas y pueden deformarse con el peso o el calor, tampoco pueden producirse piezas muy grandes. No obstante, la delicadeza de la técnica la hace muy adecuada para piezas elegantes y para piezas detalladas, sobre todo cuando se combinan otros elementos como las variedades de color naturales o pintadas, diferentes tipos de terminados o incluso la intervención de otros materiales en el tejido como la rafia, la piel, o el aluminio.
TULE O CHUSPATA
Esta técnica es de Michoacán. Este tipo de cestería se realiza con el tule o chuspata, un tipo de carrizo que crece en los alrededores de los lagos de Michoacán, principalmente Pátzcuaro, y su cosecha solo puede realizarse una vez al año. A diferencia de la palma mixteca, el tule es una fibra ancha, por lo que suelen resultar piezas muy resistentes que incluso utilizan soportes de metal para llegar a hacer piezas muy grandes como muebles y lámparas.
Existen tres tipos de tejido de tule: la cadena, el petate y el torcido. Cada uno da un resultado muy distinto. El tule no se puede pintar de colores, solamente puede pintarse de café oscuro con chapopote, pero no se recomienda por ser una forma poco amigable con el medio ambiente. En cambio, sus variaciones de tono naturales son muy hermosas y varían entre el beige, amarillo y verde.
JIPIJAPA
La técnica de jipijapa es una de las más frescas y elegantes que hay. Se trabaja en la península de Yucatán, donde su mayor demanda se encuentra en las áreas turísticas a través de la venta de sombreros estilo Panamá, aunque se sabe que esta técnica proviene de Ecuador y que durante la colonia fue llevada a otros lugares.
La materia prima para este tipo de técnica es la palma conocida como jipijapa o guano, que se corta en varias tiras muy finas para ponerse a secar y posteriormente tejer. A diferencia de otras técnicas de cestería mexicana, el jipijapa puede secarse fácilmente si se moja y no almacena la humedad, por lo que es resistente al agua y a climas muy húmedos como los de la península de Yucatán.
PALMA COSIDA DE GUERRERO
La palma cosida de Guerrero incorpora la tecnología moderna en su técnica. Esta técnica utiliza máquinas de coser para unir en espiral largas trenzas de palma que una vez unificadas resultan en cestos, bolsos, tortilleros y sombreros que resultan muy resistentes gracias al hilo y las varias capas de palma que sobrepuesta que los forman. Al igual que la palma mixteca, la palma cosida de Guerrero se puede entintar con anilinas para obtener una amplia variedad de colores, esta parte del proceso se realiza antes del trenzado.
Así, para obtener una pieza de palma cosida de Guerrero hay varios procesos de por medio: la recolección de la palma, su procesamiento, el trenzado de las tiras y finalmente el cosido. Cada pieza realizada con esta técnica es producto de redes de personas que realizan diferentes actividades en sitios distintos hasta que una pieza llega al mercado por lo que cada vez que sostenemos uno de esos famosos tortilleros no solamente tenemos en las manos una artesanía valiosa sino también el trabajo y la organización de varias familias.
TEJIDO DE OCOXAL
El tejido de ocoxal esta hecho a base de agujas de pino que se sostienen a través de amarres. En México existen varias regiones que realizan está técnica con diferentes variantes de árbol de pino. Es un tipo de técnica muy sustentable ya que la recolección de la materia prima evita la acumulación de las agujas de pino en el suelo previniendo incendios en los bosques donde se encuentran.
Las piezas hechas con tejido de ocoxal resultan muy duras y resistentes además de aromáticas. Tienen un color dorado rojizo que resulta elegante y remite al bosque de donde provienen. A diferencia de otras fibras naturales que son suaves y manejables, las agujas de pino con que se realiza esta técnica son ásperas, duras y difíciles de manejar, los artesanos y artesanas que trabajan esta técnica desarrollan manos callosas resistentes a las astillas de las agujas.
LA GRAN VARIEDAD DE LA CESTERÍA MEXICANA
Como hemos observado hasta ahora, la variedad de la cestería mexicana es tan amplia que hasta es complicado saber por donde empezar a describirla.
Cada técnica está relacionada no solamente con el clima y los ecosistemas de la región donde se produce, sino también con las personas.
Cada pieza y sus características: formas de tejer, colores, patrones, diseños y tamaños nos cuentan algo de los lugares de donde vienen y la historia individual y colectiva de quienes las realizan.
Adquirir artesanías mexicanas a través de esquemas de comercio justo, preguntar por su origen y lo que las hace únicas es una forma de reconocer ese valor y asegurarse de que estos conocimientos tradicionales se mantengan vivos y transformándose mucho tiempo más.
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